¿Administras tu tiempo?

Seguramente sueles escuchar o decir frases como “el tiempo no me alcanza”, “estoy cansado y no avancé nada”, “me supera el día a día”… y tantas otras que muestran agotamiento y poca productividad. Todas estas frases, son una señal de que algo en la administración de tu tiempo no va del todo bien.

Esto, generalmente pasa porque la mayor parte de las prácticas tradicionales para administrar el tiempo generan hábitos de comportamiento a corto plazo, y terminan provocando los mismos males que queremos evitar. Te voy a detallar algunas de las principales limitaciones y creencias que existen en estas prácticas tradicionales y te invito a que mientras te lo cuento, trates de descubrir si te sientes atrapado en alguna de ellas.

 

🔸 La Eficiencia: la eficiencia consiste en “hacer más en menos tiempo” suponiendo que la “cantidad” y la “velocidad” son una buena pareja. Pero la noticia es que existe una diferencia básica entre eficiencia y efectividad. Hacer más rápido las cosas, también puede llevarte más rápido a una crisis, si antes no chequeaste que estés en el camino correcto.

 

🔸 El Control: nos propone la idea de que planificar y programar es fundamental para controlar las acciones de los demás y, si bien es importante hacerlo, se suele pasar por alto que la mayor parte del tiempo nos relacionamos con otras personas que NO les gusta ser controladas, se trata simplemente de la “ilusión de tener el control” y lo único que lograrás es generar desconfianza y arriesgar tus vínculo. Ya sé, estarás pensando: pero si no controlo, cómo me aseguro que los demás hagan lo que deben hacer?… bueno, estos posteos, buscan fortalecerte justamente en eso…

 

🔸 Chronos: la administración tradicional del tiempo se ocupa del tiempo cronológico, lineal y secuencial. Pero la clave está en el tiempo kairos: que es el tiempo de calidad, este tiempo consiste en poner foco en las oportunidades que se van presentando para que logres tu superación personal y profesional, es el tiempo que mira lo que es realmente importante y escapa a la medición tradicional, y con esto, ya te voy dando algunas pistas.

 

Una pregunta que todos deberíamos hacernos es: ¿aprovecho realmente mi tiempo?

Hasta aquí, ¿algo de lo que te estoy contando, te resuena?… No te preocupes porque en mayor o menor medida todos nos enfrentamos a las mismas limitaciones, pero reconocerlas, es el primer paso en el camino a superarlas.

 

🔸 Los Valores: los valores guían nuestras elecciones porque creemos en ellos. Pero sólo valorar algo no garantiza mejoras en nuestra calidad de vida y más aún, si estos valores no se ajustan a los principios. Los valores son subjetivos e internos, los principios objetivos y externos. Cuando más alineados estén tus valores y principios, mayor felicidad y significado vas a lograr en lo que haces, tanto en lo personal como en lo profesional.

 

🔸 La Administración: el modelo tradicional se ocupa de la administración, no del liderazgo. La administración puede ser útil, en general, cuando el camino está bien definido. Pero muchas veces los problemas que enfrentas, no son de administración, sino de liderazgo, ya que estás tratando con personas. Justamente acá no es suficiente con que mantengas firme el rumbo, a veces tienes que buscar otros rumbos, ser más creativo.

 

¿Con esto que has leído, dirías que eres más líder o administrador?

 

🔸 Los Métodos: el modelo habitual de manejar el tiempo, nos ofrece métodos. Nos dice cómo hacer “bien” las cosas, agenda todo, envía correos y que te den conformidad, etc, no digo que esto no sea útil y necesario, pero NO alcanza, tal vez puede ayudarte a calmar la ansiedad, pero también puede limitar tu libertad de acción, adormeciendo tu pensamiento creativo. Entonces, al renunciar a la innovación quedas esclavo de tus paradigmas, en lugar de usarlos a tu favor. 

Un enfoque de “efectividad” para el manejo del tiempo puede hacer la diferencia en la calidad de tus relaciones, superando ese malestar emocional que experimentas cuando tienes la sensación de correr a los problemas siempre desde atrás, de atender sólo lo urgente y de vivir de crisis en crisis.

Como dijimos anteriormente, la efectividad se asegura que hagamos lo que debemos hacer, con el esfuerzo justo y necesario y obtengamos los resultados que comprometemos, entonces, utilizar efectivamente el tiempo se convierte en un buen negocio.

Hemos consultado a más de 200 personas en los últimos años, sobre cómo utilizaban el tiempo y les hicimos estas preguntas:

 

    • ¿Cuánto tiempo por día dedican a la atención de lo importante?
    • ¿Qué espacio de su agenda reservan a estas actividades?
    • ¿Cuánto tiempo y esfuerzo están poniendo para alcanzar el bienestar y la mejora que desean?

 

Las respuestas son reveladoras ya que resulta por debajo del 24% el porcentaje de esfuerzo personal que se dedica a la planificación del futuro. También, resulta muy escaso el tiempo reservado a mejorar procesos de trabajo o a declarar los valores compartidos con el equipo y ESTO ES TIEMPO DE CALIDAD APLICADO.

Otra cuestión que hemos visto, es que muchas veces las actividades de planificación suelen tener menos atención que las actividades que llamaremos Robatiempos. Las respuestas son reveladoras ya que resulta por debajo del 24% el porcentaje de esfuerzo personal que se dedica a la planificación del futuro. También, resulta muy escaso el tiempo reservado a mejorar procesos de trabajo o a declarar los valores compartidos con el equipo y ESTO ES TIEMPO DE CALIDAD APLICADO.

¿Cuáles serían tus respuestas a estas mismas preguntas?

Detectado el problema, ¿se puede cambiar? ¡Por supuesto!

Para comenzar a cambiar es muy importante evitar definirte en términos de tus hábitos, características y tendencias actuales, por ejemplo SOY DESORDENADO. 

La buena noticia es que los hábitos de la efectividad pueden ser aprendidos y los de la inefectividad pueden desaprenderse. Para ello es vital empezar a trabajar en tus “conversaciones privadas”.

De hecho los hábitos que tenemos, son patrones de conducta, ya sean funcionales o disfuncionales, y que para generarlos o cambiarlos requieren de estas tres dimensiones: Conocimiento (Saber qué), Actitud (Querer) y Habilidad (saber cómo). Al ser aprendidos y no heredados, pueden modificarse.

¿Te gustaría que te cuente cuáles son las variables que debes tener en cuenta para lograr con éxito cualquier proceso de cambio?

Me alegro que te guste la idea… pero vas a tener que esperar al próximo post… Nos encontramos ahí.

¿Estás list@ para ser un líder inspirador?

Este entrenamiento es para tí